-Jayro Josué-
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Es cierto que, la teoría económica ha
estado sujeta a numerosos cambios que no le han permitido establecer claramente
sus principios básicos, provocando una serie de controversias innecesarias y
malentendidos al momento de realizar las distintas transacciones comerciales entre
los especialistas (economistas, auditores, contadores, etc.), debido que en su mayoría los individuos desconocen los
orígenes o los bases en que éstas se desarrollan, confundiendo tanto a la
empresa individual como la industria.
A partir de este comportamiento erróneo,
en 1937 el autor británico Ronald Coase publica uno de las más grandes trabajos
pertenecientes al área económica “La naturaleza de la empresa”; el cual
cataloga un pensamiento o idea equivocada al confundir los dos términos antes
mencionados, dándonos no sólo definiciones realistas de cada una de ellas sino
más bien como una herramienta muy útil que nos ayude a realizar los posteriores
análisis económicos; también que sea manejable por “dos de los más poderosos
instrumentos desarrollados por Marshall: la idea de marginalidad y de la idea
de sustitución, que justan dan a la idea de sustitución marginal” (Coase, 1937).
Sin embargo, para dar paso a esos
instrumentos útiles debemos contar con una empresa a la cual Arthur Salter la
define como “un sistema económico que trabaja por sí mismo y que no requiere de
ningún control central”, logrando que el economista en función arraigue la idea
que aquel sistema es un algo que ya antes ha sido planeado por los individuos
participantes donde las curvas de oferta y demanda se ajustan junto a “la
producción y el consumo por un proceso que es automático, elástico y sensible” (Coase, 1937);todo esto se refiere
a la distribución de factores que
lograrán llevar a cabo la producción en sus distintos usos, todo eso gracias a
la mecanización de precios que se pueden encontrar en un mercado. Por supuesto,
este mecanismo depende y varía únicamente del tipo de actividad que realice la
empresa, entablando una relación entre “la red externa de precios y costos
relativos” (Robbins, sf).
Todo esto da paso al hecho de conocer como de la
nada una empresa emerge naturalmente y escala posiciones dentro de un mercado (no
es más que una creación artificial prácticamente
establecida por los mismos consumidores); también, nos da la
oportunidad de observar la relación de líder-obrero junto a los beneficios que
se puedan alcanzar gracias al rendimiento del último.
En ese
entonces, una empresa se creía capaz de encontrar y ofrecer los productos y
servicios más
baratos, más productivos mediante
la contratación de ellos en
una, mercado abierto eficiente acaparando la atención de los consumidores creando un
desplazamiento en la curva de demanda. Pero, los
mercados no son perfectamente fluidos y
los costos que se obtienen en la transacciones de los mismos se hubiera incurrido en la obtención de bienes
y servicios fuera de la empresa, tales como la búsqueda del correcto y adecuado
personal que realice de forma correcta las funciones dentro de la entidad como la
negociación de nuevos talentos, la coordinación de las
operaciones del trabajo, la gestión de la propiedad
intelectual, etc. De esta manera, las empresas llegaron a establecerse en el medio para que
sea más fácil y menos costoso su
producción.
Desde mi punto de vista, la
empresa nunca debió ser analizada como un
eje perteneciente a las bases de la teoría económica debido que estas
simplemente son grupos en las que existe una interacción
entres distintas organizaciones existiendo un control central o regulador que
permita que este vínculo traiga consigo rentabilidad para ambas partes. Tal
vez, esta observación se hizo a partir de la gran recesión que sufrió el mundo
generando la idea que “la sociedad se encontraba interactuando en un mercado
perfecto”; todo se trata de la época y aspectos exteriores que se suscitaron en
aquel momento en que se realizó el estudio.
Un consejo
óptimo para futuros estudios acerca del papel que desempeñan las distintas
firmas globales es, analizar directamente el modelo de operación de las
empresas y el desarrollo de teorías económicas que se
“adapten a variables del nuevo siglo como son la tecnología y la ciencia, las
cuales son necesarias para la producción actual” (Ciencia, tecnología y sociedad, 2011).
Bibliografía
Ciencia, tecnología y
sociedad. (2011). Recuperado el 11 de Febrero de
2015, de
http://ctviii.blogspot.com/2012/10/modos-de-produccion.html
Coase,
R. (1937). En R. Coase, La
naturalreza de la empresa (pág. 558). Londres.
Robbins.
(sf).