jueves, 20 de agosto de 2015

El papel de las empresas a través del tiempo

Les comparto, mi primer ensayo del semestre anterior de la materia de Introducción de la Microeconomía. Por motivo de muchas tareas en la universiad, no he podido subir artículos nuevos; espero les guste.
-Jayro Josué-
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     Es cierto que, la teoría económica ha estado sujeta a numerosos cambios que no le han permitido establecer claramente sus principios básicos, provocando una serie de controversias innecesarias y malentendidos al momento de realizar las distintas transacciones comerciales entre los especialistas (economistas, auditores, contadores, etc.), debido que  en su mayoría los individuos desconocen los orígenes o los bases en que éstas se desarrollan, confundiendo tanto a la empresa individual como la industria.
     A partir de este comportamiento erróneo, en 1937 el autor británico Ronald Coase publica uno de las más grandes trabajos pertenecientes al área económica “La naturaleza de la empresa”; el cual cataloga un pensamiento o idea equivocada al confundir los dos términos antes mencionados, dándonos no sólo definiciones realistas de cada una de ellas sino más bien como una herramienta muy útil que nos ayude a realizar los posteriores análisis económicos; también que sea manejable por “dos de los más poderosos instrumentos desarrollados por Marshall: la idea de marginalidad y de la idea de sustitución, que justan dan a la idea de sustitución marginal” (Coase, 1937).
     Sin embargo, para dar paso a esos instrumentos útiles debemos contar con una empresa a la cual Arthur Salter la define como “un sistema económico que trabaja por sí mismo y que no requiere de ningún control central”, logrando que el economista en función arraigue la idea que aquel sistema es un algo que ya antes ha sido planeado por los individuos participantes donde las curvas de oferta y demanda se ajustan junto a “la producción y el consumo por un proceso que es automático, elástico y sensible” (Coase, 1937);todo esto se refiere  a la distribución de factores que lograrán llevar a cabo la producción en sus distintos usos, todo eso gracias a la mecanización de precios que se pueden encontrar en un mercado. Por supuesto, este mecanismo depende y varía únicamente del tipo de actividad que realice la empresa, entablando una relación entre “la red externa de precios y costos relativos” (Robbins, sf).
     Todo esto da paso al hecho de conocer como de la nada una empresa emerge naturalmente y escala posiciones dentro de un mercado (no es más que una creación artificial prácticamente establecida por los mismos consumidores); también, nos da la oportunidad de observar la relación de líder-obrero junto a los beneficios que se puedan alcanzar gracias al rendimiento del último.
     En ese entonces, una empresa se creía capaz de encontrar y ofrecer los productos y servicios más baratos, más productivos mediante la contratación de ellos en una, mercado abierto eficiente acaparando la atención de los consumidores creando un desplazamiento en la curva de demanda. Pero, los mercados no son perfectamente fluidos y los costos que se obtienen en la transacciones de los mismos se hubiera incurrido en la obtención de bienes y servicios fuera de la empresa, tales como la búsqueda del correcto y adecuado personal que realice de forma correcta las funciones dentro de la entidad como la negociación de nuevos talentos, la coordinación de las operaciones del trabajo, la gestión de la propiedad intelectual, etc. De esta manera, las empresas llegaron a establecerse en el medio para que sea más fácil y menos costoso su producción.
     Desde mi punto de vista, la empresa nunca debió ser analizada como un eje perteneciente a las bases de la teoría económica debido que estas simplemente son grupos en las que existe una interacción entres distintas organizaciones existiendo un control central o regulador que permita que este vínculo traiga consigo rentabilidad para ambas partes. Tal vez, esta observación se hizo a partir de la gran recesión que sufrió el mundo generando la idea que “la sociedad se encontraba interactuando en un mercado perfecto”; todo se trata de la época y aspectos exteriores que se suscitaron en aquel momento en que se realizó el estudio.
     Un consejo óptimo para futuros estudios acerca del papel que desempeñan las distintas firmas globales es, analizar directamente el modelo de operación de las empresas y el desarrollo de teorías económicas que se “adapten a variables del nuevo siglo como son la tecnología y la ciencia, las cuales son necesarias para la producción actual” (Ciencia, tecnología y sociedad, 2011).        
   


Bibliografía


Ciencia, tecnología y sociedad. (2011). Recuperado el 11 de Febrero de 2015, de http://ctviii.blogspot.com/2012/10/modos-de-produccion.html
Coase, R. (1937). En R. Coase, La naturalreza de la empresa (pág. 558). Londres.
Robbins. (sf).

sábado, 15 de agosto de 2015

La guía perfecta para tener éxito en nuestras inversiones


      ¡Buenas tardes amigos!, continuamos abriendo el baúl de los recuerdos y esta vez les traigo un pequeño ensayo (también del semestre pasado) de un libro muy interesante "El Inversor Inteligente", que nos da muchos tips para que nuestras inversiones lleguen a cosechar grandes utilidades y a su vez obtener mucho éxito.

Muchos saludos, que tengan un gran día. Disfruten del fin de semana.
     -Jayro Josué-
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     La necesidad del hombre por invertir un “algo” e innovar ideas para obtener grandes beneficios es natural
Fuente: www.fiuxy.com
y viene dada desde el principio de todos los tiempos debido que éste, siempre ha utilizado su raciocinio para buscar la combinación perfecta que le ayude a obtener  maximizar su utilidad a través de la realización de transacciones de cualquier índole comercial; aunque lamentablemente, el individuo no tenga noción de los principios básicos que se rigen en una economía pero, ¿qué pasaría si la sociedad estuviese preparada y tuviera una orientación hacia la aplicación de una política de inversión?...
     El autor británico Benjamín Graham (a quién muchos se refieren como el mejor exponente de la literatura económica) en su libro “El Inversor Inteligente” trata justamente de demostrar a nuestro medio acerca de cómo conseguir los grandes frutos que las personas desean. Por ello, se debe poner en práctica una estrategia que los incentive a educarse por medio de diferentes recursos como libros, seminarios  y talleres,  sobre las diferentes técnicas que ayuden a la obtención de cuantiosas utilidades; además, la colectividad debe estar sujeta a un vasto discernimiento con respecto a la conducta que ha tenido un mercado financiero en el transcurso de los años, y a la idea que estás sumas sólo aplican para una visión futurista.
     Muchos tendrán la tradicional duda: ¿Por qué no a corto plazo si, el típico inversor quiere en poco tiempo ver la rentabilidad de su negocio y así cerciorarse si se debe continuar con el mismo?; lastimosamente, esa errónea concepción ha permanecido arraigada en la mente de todos debido que “las perspectivas evidentes de crecimiento físico de un sector no se traducen en beneficios evidentes para los inversionistas” (Graham, 1949), es decir es muy preferible que se mantenga una perspectiva a largo plazo debido que “este estilo de inversión consiste en comprar acciones por debajo de su valor real” (Invertir, bolsa & dinero, 2010) reflejando así el coste de nuestra utilidad marginal.
     Un punto muy importante que Graham trata en su libro es acerca de la psicología que emplean los inversores al momento de interactuar en el mercado, y su problema al tratar de demostrar a los demás su verdadera personalidad ya que en muchos casos éstos creen que podría ser mal interpretada y arruinaría todo lo que se ha planeado pero, no lo es.
     Se ha “visto ganar y conservar mucho más dinero a <<personas comunes>> que estaban temperamentalmente bien dotadas para el proceso de inversión que a otras personas que carecían de esta buena predisposición anímica, aunque tuviesen un gran conocimiento de las finanzas, la contabilidad y la historia del mercado de valores” (Graham, 1949). Todo este fenómeno es gracias a que los inversionistas de “mayor peso” ven a una persona que proyecta su propia manera de ser, como un candidato que inspira a mantener relaciones económicas y sobre todo confianza.
     También, el londinense comparte ciertas claves para que nuestro negocio tenga acogida y rinda beneficios; la primera es evaluar los “topes” o “roces” que existen entre las distintas empresas de ingresos medios, imitando su estructura y forma operacional sin perder la característica que nos hace diferente ya que, esto ayuda a promover el status de nuestra agencia y a elevar los dividendos finales ganados, producto de nuestra inversión.
     La segunda clave al éxito es nunca confiarse si en el mercado en el que interactuamos no existen  rastros de competitividad, muchas veces sucede y cuando nos damos cuenta de aquello ha sido muy tarde. Las operaciones procedentes de nuestra empresa deben ser iguales o mayores a las registradas en periodos anteriores o en el actual; para estos casos es muy recomendable elaborar un plan donde se optimicen nuestros recursos, teniendo de nuestro lado a la tecnología.
     La tercera clave y eso no significa que sea menos importante que las otras es: la persona o inversor deber tener conocimientos sobre cómo se deben manejar los distintos flujos de efectivos que son producto del rendimiento de nuestras actividades, si el inversor es un mal administrador no obtendremos los resultados esperados y todo el tiempo invertido no servirá de nada.
     La actividad de invertir es un arte que rara vez es apreciado, pero que necesita a personas capaces e inteligentes de ganarse el mercado y a su vez, causando un impacto en los consumidores. Es cierto que en ese arte se corren una gran cantidad de riesgos, pero el éxito está en intentar muchas veces hasta obtenerlo y cuando lo obtengamos debemos continuar innovando nuestras ideas para continuar generando fondos útiles para el posterior funcionamiento de la misma.
     No necesariamente nos referimos con “inteligente” al nivel de capacidad intelectual que puede tener un ser, sino a las ganas, disciplina, habilidad y hasta la manera en cómo se aceptan los errores debido que ¡nadie es perfecto!; teniendo como resultado, los logros mencionados anteriormente.
     En conclusión, la obra de Graham es de mucha ayuda para las personas que recién se encuentran dando sus primeros pasos en este mundo tan competitivo como lo es la inversión. Recordemos que no es necesario saber los miles de tomos acerca de finanzas, lo que realmente importa es utilizar nuestra propia personalidad, ser emprendedor y perseverante.

Bibliografía

Graham, B. (1949). El Inversor Inteligente. New York: Deusto.
Invertir, bolsa & dinero. (2010). Recuperado el 10 de Febrero de 2015, de http://invertirbolsaydinero.com/libro-el-inversor-inteligente/

martes, 11 de agosto de 2015

Consumismo: El mal del siglo XXI

     Hola amigos, no he podido publicar nuevas entradas debido que el estrés de la universidad ha sido fatal pero, les dejo un ensayo que realicé el semestre pasado (19 febrero-2015) acerca del consumismo. Me gustaría, que me dejen conocer su opinión acerca del mismo.

Muchos saludos, que tengan un gran días
     -Jayro Josué-
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     Si bien es cierto, los seres humanos creemos que nuestra existencia total se encuentra plenamente basada en nuestra personalidad, es decir en lo que pensamos, creemos y vivimos; pero, muchas veces no nos damos cuenta que aquella “existencia total” no es más que una vida sin rumbo y sentido. Por ello, el autor español Borja Villaseca nos brinda ciertos consejos y pautas para “encarrilar” nuestra vida y encontrar la felicidad plena en nuestro diario vivir.

     A pesar que biológicamente somos muy similares, nuestras ideologías y creencias concebidas son totalmente opuestas ya que cada ser tiene (o cree que tiene) la idea de cómo llevar su vida; todo esto depende, del tipo de educación, sistema y cultura que hemos recibido y hemos constituido en el transcurso de nuestra vida creando de manera subjetiva, los paradigmas que se encuentran en nuestro entorno.
     No es una novedad que la sociedad del siglo XXI se ha convertido en una máquina de satisfacer necesidades y deseos personales, todo esto se debe al consumismo e individualismo del  ser humano, ya que éste siempre pondrá sus intereses por encima de cualquier cosa que lo rodea tomando una actitud “egocéntrica”  que lo convierte en un ente materialista de nuestro entorno.
     A causa de esta actitud, pensamos que para generar una buena impresión en las demás personas necesitamos tener mucho dinero y un gran número de bienes, dedicándonos a construir un mundo en dónde comprar hasta más no poder es sinónimo de felicidad, un mundo en dónde el primer precepto es “sólo importo yo” y un mundo en dónde nuestros principios morales desaparecen y no son más que utopías dañinas.
     Lamentablemente, esa vil postura no sólo se ha posicionada en la mente de las personas constituidas legalmente, sino de infantes a quién les enseñan desde su corta edad a humillar a los demás, con el único fin de obtener su bienestar y en muchos de los casos a victimizarse ante situaciones que atenten contra el mismo. Muchos padres consideran que los niños desde su etapa de crecimiento deben saber lo que quieren y por ello, aplican esta forma de crianza pero lo que éstos no saben, es que en un futuro aquel inocente será un peligro eminente ante la sociedad ya que estará sediento de poder y no le importará destruir su medio familiar.
     Vivimos una etapa en donde actuar de una manera muy mecanizada es la clave del éxito, muchas veces nos olvidamos la forma de actuar cuándo un improvisto se presenta ante nuestros ojos y culpamos irracionalmente al sistema por no estar preparados ante aquella situación, lo que induce a desatar nuestra ira en gritos y golpes obstaculizando, el ingenio de nuestra mente y la búsqueda de herramientas que permitan las soluciones del mismo.
     Demostrar nuestros sentimientos está totalmente prohibido, eso sería ofrecernos “en bandeja de plata” ante un mundo competitivo, el cual siempre está pendiente del ser más débil para “desaparecerlo del camino”; un gran porcentaje de la sociedad busca su refugio en una personalidad, para ocultar lo que verdaderamente somos y así lograr que la sociedad nos quiera y acepte, tomando el riesgo de convertirnos en un futuro en máquinas que respiran, comen y hablan.
     Uno de los sentimientos que el hombre quiere ocultar es el amor, el cual se lo puede definir como “sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser” (Real Academia Española, 2014); pues bien, en el transcurso de los años este término ha sido desarticulado por parte de la sociedad debido que su significado ha sido desvariado por la misma hasta llegar al punto de no saber la verdadera definición de aquella palabra.
     Un ejemplo, es la manera en que los adolescentes llevan sus relaciones sentimentales.  En la época de nuestros padres, era loable ver las acciones que hacía el joven para conquistar a la chica de sus sueños y después de una etapa de “conocerse mutuamente”, daban el siguiente paso: tener un noviazgo bajo la aprobación de sus progenitores; en la actualidad, los jóvenes omiten esa primordial etapa y deciden tener un vínculo amoroso que no dura mucho tiempo ya que ellos sólo buscan estar con alguien por diversión, más no por buscar una persona con quien compartir su amor.
     El tiempo con la familia es otro aspecto que en este entorno consumista se está perdiendo a causa del “trabajo por terminar” de muchos. Decidimos pasar más tiempo con nuestros compañeros de estudio y/o de trabajo que con nuestros seres queridos, con aquellos que darían la vida por nosotros, si fuere necesario; sacrificar aquel sagrado y valioso tiempo es producto de nuestro desacertado pensar: “entre más horas trabaje, mi jefe se dará cuenta que soy un gran elemento y me ascenderá” pero, lo que olvidamos es que nuestro patriarca únicamente nos ve como un medio de obtener dinero que luego será gastado.
     Ciertamente, trabajar duro trae consigo prosperidad y a su vez dinero que luego, nos permitirá cubrir ciertas necesidades que nuestra familia necesita sin embargo, no podemos inmolar los espectaculares momentos que se viven en familia.
     Cuando una persona es “explotada voluntariamente” (trabaja horas extras bajo su voluntad) olvida cuán grandes son sus sueños y aspiraciones, limitando su vida a vivir únicamente el presente teniendo una visión unitaria de lo que realmente desea. El sistema o status quo también influye en esa percepción unidireccional debido que, nos dejamos llevar por la situaciones que se reflejan en nuestro entorno y no somos capaces de cambiar nuestra realidad, ni provocar un giro de 360º que nos permita ampliar nuestra perspectiva y ganas de cumplir lo que realmente queremos; si esto continúa, en años posteriores estaremos muy arrepentidos de no haberlo intentado.
     No vinimos al mundo para estar bajo el dominio de personas que ni siquiera les preocupa nuestro bienestar, tampoco para ser máquinas vivientes de producir dinero y mucho menos para ser personas egoístas que no les interesa ayudar al prójimo. Gracias a Dios estamos en este mundo para ser felices y disfrutar de la grata compañía de nuestra familia de sangre y de la gran familia que a través del tiempo ganamos como son los grandes y mejores amigos también, hemos venido para aprender lo duro que es la vida y los obstáculos que se deben sobresaltar con la ayuda de Dios para alcanzar el tan anhelado éxito.
      Nuestro principal deber es construir nuestro presente de una manera adecuada, siendo personajes principales del mismo poniendo de nuestra parte, toda la energía y fuerza de voluntad  que se necesita para conseguir resultados positivos. También, es importante confiar siempre en Dios debido que Él siempre nos brinda su mano y nos da la sabiduría necesaria seguir luchando para el cumplimiento de nuestros propósitos.
    Ser perseverante, ayudar al prójimo y tener fe en el Todopoderoso son las verdaderas claves para CONSEGUIR EL TRIUNFO.